Miles de personas salieron a la calle el 25 de junio —tras las protestas contra la austeridad de la semana anterior — en los “7 días de rabia”, después de que la policía matara a decenas de manifestantes desarmados e hiriera a cientos más. Parte del edificio del Parlamento fue incendiado.

¿Qué desencadenó esta revuelta? La respuesta: la creciente crisis de la deuda impuesta por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial a Kenia y al resto de África. Antiguas colonias y ahora países en desarrollo, como Kenia, pagan un precio muy alto por miles de millones de dólares en préstamos que supuestamente sirven para construir infraestructuras, pero que en realidad exigen el pago de elevados intereses que no pueden devolverse ni siquiera a lo largo de muchas vidas.

Para cubrir los pagos de intereses, los gobiernos locales se ven obligados a imponer devastadoras subidas de impuestos o de precios a las masas, que luchan a diario por tener comida en la mesa y un techo bajo el que cobijarse. Son los bancos imperialistas los que acaban destruyendo las economías locales, que se ven obligadas a sucumbir a la naturaleza despiadada, competitiva y ávida de beneficios del mercado mundial capitalista.

Según un informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, la deuda pública interna y externa de Kenia asciende a la alucinante cifra de 80.000 millones de dólares, casi tres cuartas partes de toda la producción económica del país. Sólo el pago de intereses se come el 27% de los ingresos recaudados. Estas cifras se dan a pesar de que, según los informes, Kenia tiene la economía de más rápido crecimiento del continente africano. (tinyurl.com/42nc939p)

El heroico levantamiento ha impulsado al Presidente keniano, William Ruto, aliado de la administración del Presidente Joe Biden, a no firmar el polémico proyecto de ley, al menos de forma temporal. Muchos kenianos exigen ahora la dimisión de su presidente.

El Partido Comunista de Kenia declaró: “La sangre derramada en las calles de Kenia está directamente en manos del FMI, el Banco Mundial y sus marionetas locales dirigidas por el presidente Ruto en Nairobi. Ruto: dimite o serás derrocado”. (communistpartyofkenya.org, 26 de junio)

Esta deuda inimaginable debe cancelarse de una vez por todas. Se deben reparaciones al pueblo de Kenia junto con todo el continente africano por cientos de años de recursos robados y mano de obra superexplotada, primero por parte de la clase dominante imperialista de Gran Bretaña, Francia, Alemania y otros países ricos europeos y actualmente por los bancos imperialistas dominados por Estados Unidos.